viernes, 12 de diciembre de 2008



Al horizonte se llega sufriendo, cayéndose, tambaleando, sudando, cargando con pesos que resultan inhumanos, pero se llega. ¿Se llega? ¿Y cuándo se llega, dado el caso, qué? ¿Vale la pena sufrir tanto en pos de una meta que ni siquiera conocemos? Creemos saber cómo es ese horizonte, pero nunca lo alcanzamos, y algo me hace creer que inexorablemente nunca lo alcanzaremos, siempre bregaremos con un contratiempo más, siempre habrá una nueva valla que saltar.
Alguna vez creí que valía la pena el camino, pero hoy lo dudo. No estoy seguro... Supongo que descubrir es la meta, caminar, continuar, saber que a la cima no se llega, pero aún así jamás dejar de escalar. Romperse la nariz al tropezar parece una posibilidad bastante elocuente, ¿Estamos dispuestos?, ¿Lo estoy?. Dudar es pensar, y pensar es existir, pero existir requiere demasiado dolor, requiere sangre, sudor y lágrimas. Existir de esa manera, si el balance no da positivo, no resulta demasiado agradable. Y el fin último de todo hombre es la felicidad según mis amigos filósofos, ¿el horizonte?, demasiado contradictorio para mi gusto, y por ende, no pretendo que nadie intente entender, la canción misma lo dice: 'the same horizon, but in different lands'...


Bienvenidos a Tie your Mamma down

No hay comentarios:

Publicar un comentario